12 may 2010

EL LIBRO ROJO QUE LEÍ

Mi abuela, una mujer andina quechuablante, era católica y fue ella quien me llevó a una iglesia católica a los 6 años de edad, si mal no recuerdo. Me dijo ese es Dios, indicándome a las numerosas imágenes de cristo y demás estatuas que allí estaban. Desde aquel entonces creí firmemente que Dios solo era una estatua inerte a quien por alguna razón debíamos rendirle culto y veneración, y hacer fiestas taurinas en su honor a cada cierto tiempo, hasta que años mas tarde hallé la verdad.
Debo confesar, aunque esto parezca una locura, que de niño tuve experiencias sobrenaturales, pues al ser un niño triste como tantos por esos errores que nuestros padres cometen. Buscaba un refugio en el amor de dios y esa búsqueda constante me llevo a tener estas experiencias, una de ellas fue cuando sentí la propia mano de Cristo posarse sobre mi cabeza, experiencia que relataré en otra ocasión.
En 1995 encontré un empleo como personal de limpieza en un hotel de la victoria, trabajo que conseguí después de una oración, pues estaba desesperado por seguir mis estudios y no contaba con recursos.
Cierto día me dieron por tarea limpiar una de las habitaciones ocupadas por un huésped que no venia ya meses, la habitación estaba hasta con telarañas y entre los periódicos, papeles y documentos judiciales encontré un libro rojo de regular tamaño, con una inscripción en la carátula que decía “APOCALIPSIS” con letras de color dorado. Mi curiosidad innata me llevo a ojear aquel libro tan curioso lleno de dibujos de ciencia ficción y frases tan complejas para mi débil entendimiento, Seguramente lo leí y lo releí todas las veces que me tocaba limpiar esa habitación, no recuerdo muy bien, pues por que no entendí absolutamente nada.
Tiempo después nos pidieron desalojar dicha habitación por que el huésped simplemente no volvió más.
Aunque me da vergüenza decirlo debo confesar que tome el libro empujado por mi curiosidad, curiosidad que con el tiempo fue mermando al no poder entender el contenido de cuyas páginas, entonces lo guarde junto a mi colección de obras literarias como un tesoro difícil de descifrar.
A mediados del año pasado, en una de mis acostumbradas madrugadas después de mi labor de taxista, volví a casa, me senté en el sofá a meditar y a reflexionar como acostumbro hacerlo siempre, debido a mi rechazo total al sistema que gobierna este mundo, a las ideologías y filosofías, a las políticas y religiones, a la ciencia y a la industria, que aleja al mundo de Dios y nos lleva a una evidente destrucción. En ese laberinto de mil preguntas no hallé ninguna respuesta, mas solo vi a mi frente aquel libro rojo guardado en mi pequeña biblioteca. ¿Cuantos años han pasado desde la última vez que lo leí?, son 15 años, y estuvo allí todos esos años dentro de una bolsa plástica. Lo tomé entusiasmado como si fuera un vaso de agua para un sediento, pero un sediento de la verdad, me volví a sentar muy ansioso en el sofá y por alguna razón extraña abrí a media página y empecé a leerlo, “¡BABILONIA LA GRANDE HA CAÍDO!”, era el titulo. Poco a poco fui hallando la respuesta a todas mis preguntas, ¿Quién era Babilonia la Grande?, Apocalipsis también la presenta como una voluptuosa ramera, pues es un imperio de alcance mundial, es de índole religiosa, y es el sistema religioso falso que el archienemigo de Dios (Satanás) usa para confundir al mundo y mantenerlo lo mas alejado posible de el.
Desde entonces, todas las madrugadas me daba un tiempo para leer y releer dichos contenidos pero de manera desordenada, extrañamente mi entendimiento esta vez parecía estar lúcido y se fueron disipando todas mis dudas y halle las respuestas mas sorprendentes que jamás me hubiera imaginado siquiera.
Después de haber leído casi todo el contenido, llegue a una humilde conclusión personal. Casi todas las profecías que Apocalipsis describe ya se han cumplido, solo quedan tres para su culminación y estas son:
1- La destrucción de la iglesia católica.
2- La gran tribulación. (tiempo de gran confusión político/religioso y un gran armamentismo de las naciones)
3- El Armagedon final (la guerra entre el bien el mal, donde Satanás usará a las naciones mas poderosas para enfrentase al mismo Rey de Reyes)
Como verán, al mundo que hoy nuestros ojos ven, con los políticos corruptos, las regiones falsas, la ciencia, la tecnología y la industria que dañan a nuestro hermoso planeta, ya no le queda mucho tiempo.
¡No!, no soy un loco más que anuncia el fin del mundo, simplemente esto es la verdad de mi entendimiento y necesito compartirlo, no puedo guardarme algo tan trascendental que esta por ocurrir. Al escribir esta nota estuve completa mente seguro de lo que afirmo, aunque debo confesar que tuve miedo de publicarlo, quizás hasta dude un poco, pero las recientes noticias que han estremecido al mundo, por los hechos ocultados por quienes gobiernan la iglesia católica me confirmaron la verdad. Apocalipsis afirma que la gran Babilonia ya fue condenada, por promover la idolatría, por vivir en lujo desvergonzado y ser culpable de derramamiento de sangre de inocentes, ahora al parecer ya empezó su ejecución. El mundo lamentará su destrucción pero nadie acudirá en su ayuda. Apocalipsis también afirma que “las aguas de la Gran Babilonia se secaran”, eso quiere decir: la gente que antes era un ferviente católico se fue en busca de otras religiones, y las numerosas nuevas iglesias que han surgido en esta ultimada década fueron católicos.
¡Cuidado!, tengan cuidado al andar buscando iglesias aquellos que buscan a Dios, por que él no esta en una religión o en tal o cual iglesia.
No busquen religiones, busquen a dios en sus corazones, y hagan de ello la iglesia de dios, por que el espiritu de dios mora en los corazones puros. Estos últimos tiempos la confusión será extrema y benditos los que ya hallaron el camino que los llevara a Cristo, y benditos los que hoy sufren necesidades, o enfermedades, por que ellos tendrán en abundancia lo que no tuvieron, benditos los niños descalzos siempre con una lágrima en los ojos, ellos son los guerreros de dios, quien busca a Dios que lo busque en estos niños.
Para finalizar; mi intención no es de ninguna manera asustar a nadie, ni condenar, ni reprochar a nadie, ni yo soy un fanático religioso, ni me creo profeta, ni enviado de Dios, solo soy un humilde ser humano con algún talento y muchas carencias, pero si con un largo camino de sufrimientos con los cuales aprendí a diferenciar el bien y el mal.


FÉLIX RODRIGUEZ
Miércoles 12 de mayo del 2010