El General de los Pobres Juan
Velazco Alvarado, en una entrevista concedida al periodista César Hildebrant,
tiempo después de ser derrocado por el felón Morales Bermudez.
Por: César Hildebrandt
General, ahora tal vez tenga usted
tiempo para hacer reflexiones que antes no pudo hacer, ¿ha reflexionado sobre
el verdadero objetivo de su gobierno?
Sí, lo he hecho.
¿Cómo calificaría ahora ese objetivo?
Hacer del Perú un país independiente y
cambiar las estructuras para que el Perú se desarrollara con independencia, con
soberanía. No un país vendido, de rodillas. ¿Cómo era aquí? ¡Aquí mandaba el
embajador americano! Cuando yo era presidente, el embajador tenía que pedir
audiencia y yo lo manejaba a seis pasos. Yo los fregué. Yo boté a la misión
militar americana.
Aquí había 50 ó 60 jefes americanos y el
gobierno peruano tenía que pagarles sus sueldos, el pasaje hasta para el gatito
que traía la familia. Y formaban parte de la información para la CIA.
Nosotros no lo necesitábamos, ya habíamos
crecido bastante como para no tener que consultarle todo. Aquí nuestras
escuelas de guerra son muy buenas. Nosotros les podemos dar vacantes, más bien.
Mucha gente considera que usted está lleno de
rencor, ¿qué piensa de eso?
¿Rencor?, ¿contra quién? ¡Contra nadie! Yo no
di ningún golpe. Yo llevé una revolución. Fue una revolución bien planteada. Porque
nosotros entramos de frente a actuar, a operar con velocidad. Nosotros hemos
hecho cuántas cosas a una velocidad espantosa. Yo sabía que en cualquier
momento me botaban. Porque aquí en el Perú, fatalmente, la oligarquía nunca
muere.
¿Usted qué cree?
Bueno, al menos durante mi gobierno a la
oligarquía le hemos dado forma tal que la hecho desecho. Muchos han dicho que
una de las cosas que hizo la revolución fue terminar con la oligarquía. Bueno,
yo creo que no hemos terminado con la oligarquía. Han quedado restos. Y estos
restos, están creciendo otra vez. Yo tengo mi conciencia tranquila, excepto por
una cosa. Porque no terminé la obra de la revolución. No hicimos lo de la salud
y lo de la vivienda. Y no lo hicimos porque me sacaron.
Y ¿por qué cree que lo sacaron? La ambición
política, la ambición del poder... Algunos sectores le reprocharon siempre el
que usted fuera amigo de los comunistas, el que fuera blando con ellos.
No sólo eso, me han dicho que oficialicé el
comunismo. Y eso es una brutalidad. Eso lo dice mi amigo Frías. Eso lo he leído
en "X". ¿Por dónde voy a salir comunista? Yo he sido militar toda mi
vida. Había algunos medio rojos en el gobierno, que eran pasables. Ustedes me
hubieran acusado de macartista si yo hubiera perseguido a los comunistas. Yo
mas bien he dicho que los comunistas se infiltraron. Hubo infiltración. Y sin
embargo, el guerrillero, este muchacho guerrillero, ¿cómo se llama? ¿Béjar?
Béjar. Bueno, Béjar dice en su libro "La revolución en la trampa",
que no hubo infiltración comunista. ¡Cómo que no hubo infiltración comunista!
Hubo infiltración comunista en todas partes, viejo. Y en SINAMOS, donde
trabajaba Béjar, hubo más infiltración que en ninguna otra parte.
¿Y usted combatió esa infiltración?
En cierta forma. Yo no les hice la guerra, no
salí a cazar guerrilleros como hicieron una vez acá. Yo no los he perseguido.
Yo no he perseguido tampoco al APRA. A ningún partido he perseguido yo, viejo.
Un hombre es dueño de sus ideas y es libre de expresarlas como le dé la gana. A
no ser que lo hagan cambiar a la fuerza. O que le hagan lavado cerebral.
Uno de los puntos de nuestra revolución era:
Pluralidad política. De manera que la revolución peruana era para todos los
peruanos, no era para unos cuantos. Yo decía que aquellos que no querían estar
con la revolución, la revolución les iba a entrar por los poros alguna vez.
¿Con algún partido sintió alguna
aproximación? Libros como "El poder invisible", lo han descrito a
usted como un hombre resentido, lleno de amargura por su infancia tan pobre,
tan dura. ¿Qué le suscita eso?
Hubiera sido como el alacrán. Me hubiera
metido la ponzoña yo. Cuando yo hice la revolución, ya era general de división.
Había llegado a lo más alto de mi carrera General de División.
¿Qué puesto tenía?
Mandaba al Ejército y mandaba a la Fuerza
Armada. Era comandante general del Ejército y presidente del Comando Conjunto.
¿Dinero? Yo no necesitaba dinero, viejo. Yo había estado como agregado militar
en Francia, donde gané bastantes dólares como diplomático. Después fui miembro
de la Junta Interamericana de Defensa y ahí gané también buena plata.
Ahorrábamos, yo nunca he sido botarate. Esta casa me la hizo mi hijo, el
arquitecto. De manera que esta casa es antes de... De manera que dinero tenía,
lo suficiente para vivir una vida cómoda. Yo no hice la revolución para
llenarme los bolsillos. ¿Dónde está el dinero que me he robado? Yo no tengo
plata. Yo vivo con las justas. Vivo de mi pensión nada más. Como todavía estoy
enfermo no puedo trabajar en otra cosa.