4 abr 2015

ESTE SERÍA EL VERDADERO ROSTRO DE JESÚS


Las obra de Akiane Kramarik, la niña prodigio de Idaho, sorprende al mundo. Ella pinta paisajes del Cielo desde cuando comenzó a tener extraños sueños cuando sólo tenía cuatro años y quien es autora del retrato “Príncipe de Paz” el que apreciamos.

Por Félix Rodri
Mi investigación dio comienzo tras ver la película “El Cielo Si Existe” Basada en el libro best-seller #1 Heaven is for Real, es la historia real de un padre en un pueblo pequeño, quien debe encontrar el coraje y la convicción para compartir con el mundo la experiencia extraordinaria e inspiradora que vivió su hijo pequeño al morir por unos minutos en el hospital, y en ese lapso de tiempo, visitó el cielo y pudo ver y charlar con Jesús. Meses más tarde este  mismo niño ve la pintura de un rostro en un programa de televisión y exclama: -¡Es el!-  así me interesé por AKIANE KRAMARIK, la niña prodigio de Idaho que pinta paisajes del Cielo, quien posee UN DON ESPECIAL PARA PINTAR desde cuando sólo tenía cuatro años y quien es autora del retrato “Príncipe de Paz” el que apreciamos arriba.
Afiche de la película Heaven is for Real.
Akiane Kramarik es hija de un matrimonio entre un norteamericano y una lituana residentes en Idaho, la pequeña Akiane, una niña rubia de profundos ojos azules, comenzó a dibujar aquellas cosas que soñaba. Sus padres ateos, que no le habían dado ninguna educación religiosa, percibieron el impresionante talento de la pequeña. Ella percibía que sus pinturas procedían del mismo corazón de Dios. “Hablaba con Dios cada noche, y luego podía sentir su inspiración al pintar”, cuenta en una entrevista realizada por la CNN. Así que desde muy pequeña lo tuvo claro: necesitaba pintar para contar algo a todos. “Quiero que todos sepan cómo es Dios, tan grande, tan maravilloso como yo lo percibo”, argumenta al explicar la temática espiritual de muchos de sus trabajos. Uno de los más conocidos se trata del retrato de Cristo, que tituló “El príncipe de paz”. Poco después, pintó al mismo Cristo orando por sus enemigos, en el cuadro llamado “Padre, perdónalos”. 
Akiane Kramarik de pequeña.
Entre sus virtudes expresivas se encuentra la transmisión precisa de las miradas, llenas de contenido y profundidad. Los retratos de niños, personas de otras culturas, o su misma familia, reflejan una intención conciliadora. “Creo que mi arte puede llegar a muchas personas y hacerlas pensar en la paz, el amor de Dios es para todos”, explica Akiane. Sus obras pueden verse y adquirirse en su página web, http://akiane.com/, donde también se registran varias apariciones en medios de comunicación de todo el mundo. Esta «niña prodigio», como la han definido en distintos medios, no va al colegio, sino que su educación se forja en casa, con el método de “homeschooling”, lo que le deja más tiempo para pintar y escribir poesía. De su producción escrita ya ha publicado dos libros. Entre sus aficiones está también tocar el piano, la lectura y el baile. Gracias a su talento y testimonio, toda su familia se acercó a la fe en Dios. Ella considera que “la fe es lo más importante; sin fe nadie puede comunicarse con Dios”. Así que su arte tiene el propósito de que “todos amen a Dios y lo conozcan como he llegado a conocerlo”.