Las obra de Akiane Kramarik, la niña
prodigio de Idaho, sorprende al mundo. Ella pinta paisajes del Cielo desde cuando
comenzó a tener extraños sueños cuando sólo tenía cuatro años y quien es autora
del retrato “Príncipe de Paz” el que apreciamos.
Por Félix Rodri
Mi investigación dio comienzo tras ver la película
“El Cielo Si Existe” Basada en el libro best-seller #1 Heaven is for Real, es
la historia real de un padre en un pueblo pequeño, quien debe encontrar el
coraje y la convicción para compartir con el mundo la experiencia extraordinaria
e inspiradora que vivió su hijo pequeño al morir por unos minutos en el
hospital, y en ese lapso de tiempo, visitó el cielo y pudo ver y charlar con
Jesús. Meses más tarde este mismo niño ve
la pintura de un rostro en un programa de televisión y exclama: -¡Es el!- así me interesé por AKIANE KRAMARIK, la niña
prodigio de Idaho que pinta paisajes del Cielo, quien posee UN DON ESPECIAL
PARA PINTAR desde cuando sólo tenía cuatro años y quien es autora del retrato “Príncipe
de Paz” el que apreciamos arriba.
Afiche de la película Heaven is for Real. |
Akiane Kramarik es hija de un
matrimonio entre un norteamericano y una lituana residentes en Idaho, la
pequeña Akiane, una niña rubia de profundos ojos azules, comenzó a dibujar
aquellas cosas que soñaba. Sus padres ateos, que no le habían dado ninguna
educación religiosa, percibieron el impresionante talento de la pequeña. Ella
percibía que sus pinturas procedían del mismo corazón de Dios. “Hablaba con
Dios cada noche, y luego podía sentir su inspiración al pintar”, cuenta en una
entrevista realizada por la CNN. Así que desde muy pequeña lo tuvo claro:
necesitaba pintar para contar algo a todos. “Quiero que todos sepan cómo es
Dios, tan grande, tan maravilloso como yo lo percibo”, argumenta al explicar la
temática espiritual de muchos de sus trabajos. Uno de los más conocidos se
trata del retrato de Cristo, que tituló “El príncipe de paz”. Poco después,
pintó al mismo Cristo orando por sus enemigos, en el cuadro llamado “Padre,
perdónalos”.
Akiane Kramarik de pequeña. |
Entre sus virtudes expresivas se encuentra la transmisión precisa
de las miradas, llenas de contenido y profundidad. Los retratos de niños,
personas de otras culturas, o su misma familia, reflejan una intención
conciliadora. “Creo que mi arte puede llegar a muchas personas y hacerlas
pensar en la paz, el amor de Dios es para todos”, explica Akiane. Sus obras
pueden verse y adquirirse en su página web, http://akiane.com/, donde también
se registran varias apariciones en medios de comunicación de todo el mundo.
Esta «niña prodigio», como la han definido en distintos medios, no va al
colegio, sino que su educación se forja en casa, con el método de
“homeschooling”, lo que le deja más tiempo para pintar y escribir poesía. De su
producción escrita ya ha publicado dos libros. Entre sus aficiones está también
tocar el piano, la lectura y el baile. Gracias a su talento y testimonio, toda
su familia se acercó a la fe en Dios. Ella considera que “la fe es lo más
importante; sin fe nadie puede comunicarse con Dios”. Así que su arte tiene el
propósito de que “todos amen a Dios y lo conozcan como he llegado a conocerlo”.