El Archivo General de México desclasificó el informe
secreto sobre la captura en junio de 1956 de Fidel Castro y Ernesto Guevara,
cuando se encontraban preparando el golpe que más tarde darían en Cuba.
Por Enrique Aguado
Un oficial mexicano tuvo en sus
manos la historia de Cuba: De haber apretado un gatillo en 1956, no solo habría
cambiado el destino de este país, sino el de buena parte de América Latina.
Tal y como da a conocer hoy El
País, el Archivo General de México desclasificó el informe secreto sobre la
captura en junio de 1956 de Fidel Castro y Ernesto Guevara, cuando se
encontraban preparando el golpe que más tarde darían en Cuba. Se trata de un
texto de cinco folios mecanografiados, titulado "Conjura contra el
Gobierno de la República de Cuba" y que fue redactado después de tres días
de interrogatorios por el cerebro de la redada, el capitán Fernando Gutiérrez
Barrios.
Según este documento, en México
la Dirección Federal de Seguridad llevaba tiempo siguiendo los pasos a los
castristas. La noche del 21 de junio de 1956, en el cruce de la calle de
Mariano Escobedo con Kepler de Ciudad de México, de un Packard verde, modelo
1950, salieron tres hombres de los cinco que iban en su interior. El más alto,
Fidel Castro, ya hacía de líder pero, cuando iba a perderse entre las sombras,
los agentes lo interceptaron.
Entonces, Castro cogió la
automática que portaba, pero no pudo desenfundarla porque ya tenía la pistola
de un policía en la nuca que podría haber acabado con su vida en ese instante
de máxima tensión. En ese momento fue detenido, a la edad de 29 años, y con él
su célula cubana.
Según cuenta el diario español,
se produjeron 22 detenciones de castristas en pocos días y el nudo de la trama
estaba refugiado en el número 49 de la calle de Emparán, casa de la opositora
peruana Hilda Gadea. Su esposo, asmático, argentino y pobre, era el único de
sus compañeros que se declaraba marxista-leninista. Su nombre era Ernesto
Guevara de la Serna, el Che. De la detención de ambos hay testimonio gráfico a
través de fotografías.
Castro instruía a su grupo con
“prácticas de tiro, topografía, táctica, guerrilla, explosivos, bombas
incendiarias, voladura con dinamita…”
De acuerdo con los documentos
desclasificados, Castro se encontraba en México desde julio de 1955 con la idea
de preparar su regreso a Cuba y había conseguido hacerse con un séquito de unos
40 fieles, lo que sería el núcleo duro de la revolución.
El texto afirma que "el
objeto es capacitarse militarmente para integrar mandos que dirijan en su país
a los descontentos". También señala que los instructores eran el mismo
Castro y el antiguo coronel de la República española Alberto Bayo Giraud; que
las clases se impartían en el rancho Santa Rosa, en Chalco, con "prácticas
de tiro, topografía, táctica, guerrilla, explosivos, bombas incendiarias,
voladura con dinamita…".
El oficial que redactó el
documento llega a señalar que Castro incluso clasificaba a los reclutas de
acuerdo a su rendimiento, disciplina y cualidades para el mando y que llegó a
establecer las normas de convivencia en el interior de la "casa
residencia" donde vivían. "Les hace ver que para estar preparados a
una acción armada se necesita una disciplina estricta" indica el documento
desclasificado.
Pese a la detención, tanto Fidel
como el Che no sólo quedaron libres un mes después, sino que llegaron a
establecer amistad con Gutiérrez Barrios, el capitán que les había capturado.
Éste, sin embargo, descartó en las conclusiones de su informe los nexos con el
Partido Comunista y minimizó la importancia de las armas requisadas, según él
"pocas y fáciles de adquirir".
Para su libertad bastó decir que
se trataba de un "grupo opositor independiente" que sólo buscaba
derribar a Fulgencio Batista: "Dicen contar con el 90% de la población de
su país y señalan que el pueblo cubano […] ha recibido gran cantidad de
armamento". Tal y como señala El País, se había infravalorado a Fidel y al
Che: El 25 de noviembre del 56 el Granma zarparía desde Tuxpan hacia Cuba...
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